- Mientras Canadá y México buscan mantener el formato trilateral, en Washington algunos sectores presionan por acuerdos bilaterales que otorguen a Estados Unidos mayor control sobre sus socios
Ciudad de México.- La reciente imposición de aranceles de Estados Unidos a productos canadienses reavivó las tensiones comerciales en América del Norte y encendió las alertas sobre la estabilidad del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Ante ello, el internacionalista de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Miguel Sigala, consideró que la relevancia que tiene este episodio entre EU y Canadá no es un hecho aislado, sino parte del estilo político y económico que ha caracterizado a Trump desde el inicio de su administración, y que pone a prueba la solidez del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
“El presidente Trump tiene un tono agresivo para negociar, un tono revisionista, reformador y transformador de las relaciones de Estados Unidos con el mundo, sobre todo con sus principales socios comerciales. Este es un capítulo más de las distintas imposiciones de aranceles y amenazas que desde enero ha lanzado a países con los que mantiene relaciones estrechas, entre ellos Canadá”, comentó Sigala.
El especialista destacó que, aunque el volumen del comercio es relevante, la cercanía geográfica y la integración económica y cultural hacen que el vínculo entre Canadá, México y Estados Unidos sea mucho más complejo. En ese sentido, la decisión de Washington no solo afecta cifras, sino también la confianza entre los países que comparten el bloque norteamericano.
“Desde hace meses se ha comenzado a decir abiertamente que Canadá ya no puede confiar su economía ni su destino comercial a una alianza con Estados Unidos. Canadá y México se convirtieron en potencias económicas gracias a su acceso al mercado estadounidense, pero hoy esa seguridad está en uno de sus puntos más bajos en la historia contemporánea”, señaló el académico.
Sigala advirtió que esta coyuntura podría marcar un cambio profundo en la estrategia canadiense, que empieza a mirar hacia adentro en busca de mayor autosuficiencia. “Estamos viendo un retorno al nacionalismo económico, una especie de reversa a la globalización. Es uno de los fenómenos más relevantes de este momento”, afirmó.
Aunque, dijo, aún es pronto para medir los impactos económicos concretos que esto podría traer a Canadá, el internacionalista consideró que es un punto más que afianza el hecho de que Canadá ya no confía plenamente en Estados Unidos como su principal aliado comercial, y lo cual se refleja en las recientes declaraciones del primer ministro canadiense, Mark Carney, quien advirtió que la relación económica con Estados Unidos “es una vulnerabilidad para Canadá”.
“Canadá no puede estar sujeto a los cambios de humor o de estrategia de la Casa Blanca. Su economía nacional no puede depender de decisiones unilaterales de Estados Unidos”, añadió al respecto de ello.
Miguel Sigala, de igual forma, consideró que esta medida responde más a la estrategia política del presidente estadounidense que a una necesidad económica real. “Trump quiere mantener el mayor margen de maniobra y poder posible frente a Canadá y México en la futura negociación del T-MEC”, consideró.
En este escenario, la cooperación entre México y Canadá podría ser una respuesta lógica, dado que ambos países comparten intereses frente a Washington, aunque, refirió, esa alianza también podría ser vista como una amenaza por parte de Estados Unidos.
“Trump sabe que es más fácil negociar individualmente con México o con Canadá que con ambos al mismo tiempo. Divide y vencerás, como dice la máxima política. Por eso intenta evitar que esa colaboración bilateral se consolide”, explicó Sigala.
Añadió, la incertidumbre sobre el futuro del T-MEC permanece, pues, mientras Canadá y México buscan mantener el formato trilateral, en Washington algunos sectores presionan por acuerdos bilaterales que otorguen a Estados Unidos mayor control sobre sus socios. “Por ahora, ni Canadá ni México quieren dos tratados separados. El formato trilateral les da poder de negociación y les permite influir más en las decisiones estadounidenses”, concluyó el especialista
