Gemelos Bonilla, estilismo y picardía rumbo a París 2024

En la colonia Altavista, localidad con apenas 3 mil habitantes en Ciudad Juárez, nacieron los gemelos Ari y Andrey Bonilla hace 18 años. Siempre fueron rebeldes, extrovertidos y con un punch que los tiene cerca de alcanzar el sueño olímpico.

“Soy originario de un barrio bravo, siempre me la pasaba en la calle, me golpeaba con los vecinos y mi mamá decidió canalizar mi energía al deporte. Primero fue futbol, pero también me peleaba porque no me pasaban la pelota, luego practiqué karate y kickboxing; así encontré el boxeo”, narra Ari, monarca mundial juvenil en 2023.

Vecinos del también olímpico Rogelio Romero (-86kg), los gemelos crecieron cobijados por el amor de su madre y con el ejemplo de trabajo y disciplina de su padre, jefe de una maquiladora.

Tierra de campeones

Somos de la frontera, de un estado donde no sólo se dan malas noticias, sino también se forman grandes campeones de boxeo, como el medallista olímpico Misael Rodríguez; estamos hechos de buena madera para dejar en alto el nombre de México. No me avergüenza de dónde vengo, porque ahí me formé, comparte Andrey.

Aunque en el espejo lucen casi iguales, los gemelos tienen personalidades completamente distintas a la hora de subir al ring. Andrey (57 kg) es un estilista, mientras su hermano (51 kg) se caracteriza por ser pícaro a la hora de boxear.

“La verdad es que mi hermano es mucho más fuerte, yo soy más habilidoso y estratégico. Me gusta pelear largo, soy muy pícaro, enel ring detecto rápido los errores de mi rival para contragolpearlo y llevarme la victoria. Soy muy competitivo y lucho hasta el final”, explica Ari.

A principios de febrero, en el torneo Boxcam Internacional Élite que se llevó a cabo en Alicante, España, Andrey obtuvo la plata, mientras su gemelo logró bronce. Esto, a pocos meses de haberse integrado a la selección nacional élite.

Tengo un estilo muy diferente al del mexicano, incluso mucha gente me dice que no golpeo de la forma tradicional. Soy competitivo y un estilista, como me quieran pelear yo respondo, me preparo para todo. Siempre estoy en el gimnasio tenga o no torneo, porque el trabajo me hará llegar adonde quiero. El boxeo me encanta, lo elegí porque es un deporte individual, si te equivocas sólo tú sufres las consecuencias y no afectas a todo un equipo, revela Andrey.

En la adolescencia, después de experimentar en varias disciplinas, los gemelos eligieron al boxeo como el deporte que los llevaría a la cima.

Estamos trabajando duro porque es una disciplina de apreciación y muchos factores se toman en cuenta. Desde niños el sueño es ir a unos Juegos Olímpicos y vamos a poner todo el corazón para lograrlo. Tenemos las cualidades para conseguirlo y por eso la Federación confía en nosotros por lo bien que lo hemos hecho en apenas un año en el alto rendimiento, presume Ari.

Aunque tienen sus diferencias, los hermanos han aprendido a convivir de manera fraterna durante las largas concentraciones, ya sea dentro y fuera del país.

Yo sin Ari no soy nada, somos la dupla perfecta. Él es mi mano derecha y es genial enfrentar este reto juntos. Tenemos una gran comunicación, no nos peleamos como los hermanos tradicionales, porque ya es suficiente con tanto chingadazo que nos damos en el gimnasio, es mi hermano y siempre voy a estar para él. En ocasiones pasamos meses sin ver a nuestra familia, así que muchas veces sólo nos tenemos el uno al otro, comenta.

Los chihuahuenses se quedaron cerca de alcanzar el boleto a París en el Torneo Preolímpico que se realizó en Italia a principios de marzo. El próximo mes, buscarán la hazaña en Tailandia.

Tuvimos un campamento largo en Europa, donde convivimos con peleadores de 25 países, de esa experiencia salimos fortalecidos y listos para buscar la hazaña y ser los primeros gemelos que representan a México en unos Juegos Olímpicos. Buscamos hacer historia y nada nos va a detener.

Aunque el canto de las sirenas es algo con lo que un púgil convive desde que cosecha sus primeros triunfos, Ari y Andrey evaden por el momento dicha posibilidad.

No sabemos qué es lo que va a pasar en un futuro, pero por lo pronto creemos que ir a los Olímpicos de París es único, ya no eres cualquiera, esa experiencia se queda para siempre y te llena de orgu-llo para toda la vida. No queremos mirar hacia otro lado hasta alcanzar la meta que nos hemos planteado, concluyó Ari.

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